¿Nos ponemos en marcha?
Día 1
Llegamos a Marrakech
el 6 de Noviembre a las 3 a.m. El vuelo se ha retrasado y aún
debemos buscar el hotel. Cuando hemos conseguido un taxi que nos
lleve a zona antigua vemos que la avenida que nos lleva al centro de la ciudad esta adornada con luces de navidad. Pero, aquí no
celebran la navidad. Preguntamos al taxista y nos dice que hemos
llegado justo cuando se están ultimado los preparativos
de la cumbre del clima que este año se celebra en Marrakech, el
COP22.
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| Plaza Yamaa el-Fna de día. |
Es emocionante
llegar a los sitios de noche. Cuando sales al día siguiente
descubres un lugar nuevo, desconocido y lleno de rincones que debes
explorar. Nos ponemos en marcha, debemos buscar un sitio para pasar
la noche siguiente y descubrir como funciona la ciudad. Poco a poco
nos acercamos al centro y el bullicio de la plaza de
Yamaa el-Fna nos
engulle. Una larga fila de carruajes marca la llegada a la plaza
situada en pleno centro de la medina y coronada por la
Mezquita Koutoubia. Un gran entramado de callejones se extiende hacia todas
las direcciones como dedos de una mano que se encuentran en la palma,
que es la plaza.
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Aguador Amazigh.
(Foto de Chahira) |
Cada paso que damos
se ve acompañado por los ofrecimientos más inusuales. Desde los
exóticos encantadores de serpientes que nos invitan a acercarnos, a
los aguadores con la típica vestimenta Bereber, o como aquí se
denominan
Amazigh. Una gran variedad de frutos secos, aceitunas de
todos los colores, tatuajes de henna y los más exquisitos manjares
forman el aroma característico de esta la Marruecos. Contemplando el
movimiento de Marrakech, sus gentes, el idioma, la arquitectura, no
puedo evitar pensar lo cerca que esta España de Marruecos y que tan
diferentes son nuestras culturas, pese a la gran influencia histórica
de los musulmanes en España. Tendrán que pasar unos días
para ver que esta gran ciudad también se ve muy influenciada por la
cultura occidental.
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Mirador de la Plaza Yamaa el-Fna
(Fotografía de Mireia) |
La llamada al rezo
se extiende por toda la ciudad recordando a los feligreses que es la
hora de las oraciones, y a nosotras que es el momento de hacer una
pausa en la expedición para parar a comer, casi cenar. En la misma
plaza encontramos varios restaurantes con un mirador que nos
proporcionan una vista panorámica de la plaza, la mezquita de
Koutoubia, la
cordillera del Atlas y la puesta de sol. Desde este
mirador observamos como a medida que cae el sol la plaza se va
llenando y cobrando un ambiente completamente diferente al de la
mañana. Empiezan a levantar los puestos que se usaran para servir la
cena, la música resuena por doquier y las luces de los puestecillos
comienzan a brillar alumbrando los dulces, frutas y manjares que nos
ofrece Marrakech.
Ahora entiendo el
significado de Yamaa el-Fna. Por las noches esta plaza se convierte
en el lugar de reunión de todos los marrakechíes, y también de los turistas, que observan atónitos las danzas y conciertos que en ella se organizan.
Ya es tarde y por
fin hemos conseguido un lugar en el que pasar la noche. Hoy a sido un
día largo y estamos cansadas, nos vamos a dormir.
Mireia
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